Millet al restaurant

Fa uns dies, i segons publicava El Punt Avui, Fèlix Millet va ser comminat a abandonar un restaurant de Barcelona. Els fets es van produir en el moment que l’autor del saqueig del Palau de la Música entrava a l’establiment en companyia de tres persones. A l’adonar-se de la seva presència, un home, que ocupava una taula amb uns altres quinze comensals, li va dir al maitre que si aquell senyor continuava a la sala, ell i les persones que eren amb ell marxarien. Millet no va tenir més remei que marxar.

L’actitud d’aquest ciutadà anònim és exemplar. No serem un pais normal fins que es desterri la corrupció i fins que les actituds corruptes siguin condemnades de forma pública per la majoria de la societat. No deixarem de ser una societat malalta fins que es bandegi socialment tot un sector de la societat als peus del qual fins ara esteníem catifes perses. Seguirem sent pobres d’esperit mentre l’actitud de la gent que va amenaçar el maítre de marxar si no ho feien Millet i els seus no sigui majoritària.

El problema de las izquierdas

Extracte de l'article publicat per Braulio Solsona a la revista El Escándalo (11-2-1926)

No se puede tolerar que figuren en ningún movimiento izquierdista los concejales cuya desastrosa gestión administrativa les ha hecho tristemente célebres, desprestigiando a los partidos republicanos. (…) Todos lo dicen en privado pero todos callan en público. Todos convienen en que hay que renovar nuestras filas para que desaparezca lo podrido que hay en ellas, pero todos callan ante el goce o la promesa de un acta, de un empleo. (…)

Hace poco, un ex concejal obrero, que salió del Municipio barcelonés pobre como entró, solicitó por mediación de amigos colaboración remunerada en el órgano de su partido, porque la necesitaba para vivir. El director del periódico, cuya mujer tiene a su nombre en los Bancos y en los Registros de la Propiedad el pingüe fruto de las dos actuaciones consisoriales de su hombre, se negó a soltar la mosca alegando esta razón: “No tiene derecho a quejarse. Le hicimos concejal. Pudo situarse. No lo aprovechó. ¿Qué más quiere que hagamos?”

Es todo un curso de ética política. Le hicieron concejal. Pudo robar. Pudo hacer una fortuna, tener casas y automóviles… Y no quiso. Fue un primo.

(…) ¿Unión de izquierdas? Bueno. ¿Y para qué? ¿Para que vuelvan a ser concejales, diputados a Cortes y provinciales, los mismos que han ido antes a estos cargos públicos “a situarse”?

(…) Hay otros hombres, republicanos sinceros y honrados, cuyos nombres deben figurar en un puesto de honor, rindiéndoseles el tributo de respeto que merecen.