Publicado en El Periódico del 20 de mayo de 2011
A medida que pasan los días, los ciudadanos pierden el miedo a acercarse a la plaza de Catalunya para expresar su indignación. La base social de la protesta crece. Esta misma noche se ha podido comprobar. Ya no son solo jóvenes y viejos luchadores los que acuden a la plaza. Esta noche, los congregados han superado el aforo de la plaza. Y entre los presentes había un creciente número de familias con niños pequeños.
A medida que pasan los días, los ciudadanos pierden el miedo a acercarse a la plaza de Catalunya para expresar su indignación. La base social de la protesta crece. Esta misma noche se ha podido comprobar. Ya no son solo jóvenes y viejos luchadores los que acuden a la plaza. Esta noche, los congregados han superado el aforo de la plaza. Y entre los presentes había un creciente número de familias con niños pequeños.
El de la esta medianoche probablemente sea, junto con el de las generales del 2004, el inicio de jornada de reflexión más atípico de la democracia. Después de un dia radiante, la noche ha caído sobre una abarrotadísima plaza de Catalunya envuelta en una densa nebulosa de incertidumbre y elucubraciones. Los congregados se hacían preguntas. ¿Vendrá la poli a echarnos? ¿Y si los provocadores intentan crear el caos propiciando así una intervención policial? ¿Y si no pasa nada y al final resulta que podemos quedarnos hasta el domingo?
Junto a la caseta de la llamada comisión de Prensa y Comunicación, un veterano en otras luchas pronosticaba que la acampada acabará mal, pero que, incluso acabando mal, favorecerá sus intereses.
Jorge Izquierdo se abstiene de emitir un juicio. Izquierdo no es representante ni portavoz de los acampados porque resulta que los acampados son todos iguales; nadie está por encima de los demás. En todo caso, habla en nombre de los indignados y, por supuesto, esta tarde desconocía lo que va a suceder las próximas horas. “Nos han dicho que no pasará nada”. ¿Y si pasa?, le preguntamos. “Da lo mismo. Si vienen, nuestra intención es ofrecer resistencia pasiva”.
Los organizadores de la acampada… No, tampoco se puede hablar de organizadores. Pues quienes sean que están al frente de todo este cotarro han abordado la acampada de Barcelona con una sutil delicadeza. Radicales en las ideas, extremadamente suaves en las formas. En todo momento han sido conscientes de que su situación es delicada en grado sumo, de que han tensado mucho la cuerda y de que su presencia en la plaza pende en todo momento de un hilo. Por ello han evitado siempre el lenguaje grosero, los enfrentamientos y las referencias directas a partidos políticos. Se han responsabilizado de la limpieza de la plaza, han instalado servicios públicos, han evitado dentro de lo posible el ruido nocturno y se han encargado de expulsar de las reuniones a los folloneros. Hasta ahora han sido dueños de la situación, aunque saben que ello no es ninguna garantía de que vaya a seguir igual hasta el próximo domingo.
Esta tarde, en previsión de normalidad y pensando en un público más familiar que los últimos días, los miembros de las diversas comisiones en que se han organizado preparaban para el sábado un programa de actos festivo-reivindicativos que incluían pasacalles, el envío de una delegación a la plaza de Sant Jaume e incluso la ocupación de las plazas Urquinaona y Universitat en el caso de que la afluencia de ciudadanos desbordara las previsiones. Y, por qué no, también pensaban en alguna acción de impacto en las lonas que cubren el edificio de Caja Madrid. Consideran que tanto Nike con “el valor de tener valores” como Hyundai con “otra forma de pensar es posible” se han apropiado de algunos de sus eslóganes.
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